La crisis económica Alemana se encontraría en una recesión técnica según los expertos. El seminario británico «The Economist» publica en su portada un titular preguntándose si Alemania es de nuevo el hombre enfermo de Europa como sucedió a finales de los 80 y principios de los 90.

Alemania, la mayor economía de la zona euro, está atravesando una difícil situación económica y social. El país ha entrado en recesión técnica, al registrar dos trimestres consecutivos de contracción del producto interior bruto (PIB). El último dato, correspondiente al segundo trimestre de 2023, muestra una caída del 0,5% respecto al trimestre anterior.
Los principales factores que explican este mal desempeño son la debilidad de la demanda interna, la caída de las exportaciones por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el Brexit y la crisis sanitaria global, y la falta de inversiones en infraestructuras, innovación y digitalización. Alemania es uno de los países menos desarrollados digitalmente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)1.
A estos problemas se suma una grave crisis energética, provocada por el cierre de las últimas tres centrales nucleares que quedaban en funcionamiento, la dependencia del gas natural procedente de Rusia, que se ha visto afectada por el conflicto en Ucrania, y la insuficiente expansión de las energías renovables y de la red eléctrica. Como resultado, el precio de la electricidad en Alemania es el más alto de Europa y amenaza con erosionar la competitividad de su industria.
EE.UU obligó a Alemania a cortar con el gas barato ruso que era uno de los pilares de su economía y a comprar gas licuado 4 veces más caro a los EEUU, y tras las explosiones de los gaseoductos del North Stream no le quedó más remedio a Alemania que cumplir con el mandato estadounidense.
Alemania, que durante años fue considerada como el motor de Europa, se ha convertido ahora en su hombre enfermo. Su recuperación dependerá de su capacidad para superar los desafíos internos y externos que amenazan su modelo económico y social2.
Scholz defiende su plan de recuperación ante las críticas de la oposición y los expertos
El canciller de Alemania, Olaf Scholz, defendió su plan de recuperación económica ante las críticas de la oposición y los expertos, que lo consideran insuficiente o tardío para hacer frente a los desafíos que afronta el país. Scholz aseguró que Alemania no atraviesa una crisis económica sino un “bache de crecimiento” que atribuyó al debilitamiento de los mercados de exportación y a los altos precios de la energía.
El plan de Scholz incluye un aumento del gasto público en infraestructuras, educación y sanidad, una rebaja de impuestos para las rentas bajas y medias, y un plan para acelerar la transición ecológica. El canciller afirmó que estas medidas impulsarán la demanda interna, la competitividad y el empleo, y contribuirán a reducir el déficit de vivienda y la brecha digital.
Sin embargo, la oposición y los expertos cuestionaron la eficacia y la oportunidad del plan. Los conservadores (CDU/CSU) acusaron a Scholz de gastar demasiado y de poner en riesgo la estabilidad presupuestaria. Los liberales (FDP) criticaron que el plan no contempla reformas estructurales ni incentivos a la inversión privada. Los verdes (Grüne) reclamaron más ambición en la lucha contra el cambio climático. Por su parte, los economistas advirtieron que el plan podría llegar tarde para evitar una recesión técnica, al registrar dos trimestres consecutivos de contracción del producto interior bruto (PIB).
Alemania, la mayor economía de la zona euro, se enfrenta a una difícil situación económica y social. El país sufre una grave escasez de viviendas, una crisis energética provocada por el cierre de las centrales nucleares y la dependencia del gas ruso, y una falta de inversión en innovación y digitalización. Además, el país se ve afectado por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el Brexit y la crisis sanitaria global, que han debilitado sus exportaciones.
Scholz, que llegó al poder tras las elecciones generales de septiembre, lidera una coalición entre los socialdemócratas (SPD), los verdes y los liberales, que tendrá que ponerse de acuerdo sobre el rumbo económico del país. El canciller se ha comprometido a construir 400 000 viviendas al año, a alcanzar la neutralidad climática en 2045 y a impulsar la digitalización y la innovación. Sin embargo, tendrá que hacer frente a las presiones internas y externas que amenazan su modelo económico y social.